Conversaciones

Andrea Salgado

«Mi escritura siempre toma un vuelco ensayístico, así esté escribiendo ficción. Hay una pulsión por tratar de abordar una pregunta y tratar de responderla de distintas formas».

Andrea Salgado es una de las tres autoras que inauguró nuestra colección Primera Temporada. Con la idea de escribir un texto sobre una serie de televisión, eligió Six Feet Under, la serie estadounidense de Alan Ball acerca de una familia dueña de una funeraria, para crear un ensayo personal homónimo que encuentra conexiones entre lo íntimo y todo aquello del exterior que lo alimenta.

Andrea dice que le gusta el ensayo porque hace que uno no se engolosine con una sola verdad. «A veces, con esas ideas tan constreñidas que tenemos del cuento y la novela, pensamos que tenemos que llegar a una sola resolución», pero el ensayo le ofrece la oportunidad de tener pequeñas iluminaciones, verdades parciales que van ofreciendo un espacio de alivio.

Su escritura emerge de una pregunta vital que ella trata de responder, estando un poco a la deriva, viendo hacia dónde la lleva la mente en la búsqueda. En esa medida, lo que ocurre muchas veces es que sus libros terminan construidos en muchas partes que toman diversos caminos.

A veces escribe de forma fluida, muchas otras, fragmentaria. Y es que hay que entender cómo la vida determina la escritura. En el caso específico de Six Feet Under, Andrea estaba organizando la FILBo (Feria Internacional del Libro de Bogotá) y tenía poco tiempo para trabajar en este proyecto. Tenía unos períodos de escritura muy reducidos, el pulso era corto y tuvo que acomodarse a ese pulso. Pausaba y volvía a empezar y, cuando volvía, no necesariamente retomaba donde había quedado sino que comenzaba un fragmento nuevo que, de otra forma y con otros referentes, le ayudaba a contestar sus preguntas sobre el duelo y la muerte, y así iba armando el libro como un collage. «Me gusta esa sensación de rareza que da el collage. Algo está donde no debería estar pero, de todas maneras, tiene sentido, ilumina algo distinto».

«La escritura debería ser un ejercicio de honestidad y no un ejercicio para ocultar, o agradar, o entretener».

Como profesora, Andrea habla con mucho amor sobre la enseñanza porque le permite seguir cavando en sus propias preguntas que, con las de sus estudiantes, van tomando distintos caminos que empieza a explora junto a ellos, a veces encontrando respuestas y siempre, de una u otra manera, dándole forma a su propia escritura.

Recuerda una vez que una estudiante le dijo que tenía la sensación de que en toda la escritura femenina de siglos pasados parecía que las escritoras miraban el mundo desde una ventana, mientras que la escritura de los hombres siempre era el registro de un avance: alguien camina y avanza mientras las mujeres contemplan. «Me asombró el asunto del espacio físico. Si yo estoy en el espacio de la casa, si veo el exterior a través de una ventana, si mi espacio es la cocina, la maternidad, el cuidado, cómo no se va a ver determinado aquello que yo escribo por lo que vivo». Cuando lo piensa desde ahí, Andrea nombra una escritura femenina que es múltiple y variada, determinada por el entorno que hemos vivido y las formas en las que percibimos la realidad.

Al hablar del ser escritor, le gustan las definiciones de otros. Orwell dice que uno escribe por puro y físico narcicismo pero que también hay un impulso histórico, una necesidad de consignar lo que está ocurriendo en el mundo; un impulso estético, que es el reconocimiento de la belleza del mundo, y un compromiso político siempre que la escritura permite alterar el orden de las cosas. Andrea añadiría que se nace en la condición de escritor, un impulso de volver a mirar las cosas y tratar de darles sentido, una necesidad de ponerlo todo bajo una lupa para observarlo e interpretarlo. Incluso en los momentos más difíciles, además de vivir, ella está registrándolo todo. No puede dejar de hacerlo.

En pocas palabras

El libro más preciado de su biblioteca
No lo hay. Todo es por temporadas, pero ha sido muy iluminadora durante los últimos dos años la obra de Ursula K. Leguin, Ocatvia E. Butler, Anne Carson, Anne Boyer… Todas norteamericanas, pero todas distintas.

Un disco preferido
Para mí fue muy importante el primer disco de Daft Punk. Fue un momento de transición en mi vida entre el rock y la música electrónica.

Personaje literario predilecto
Siempre me ha gustado Bartleby. Creo que los personajes que me gustan son los personajes indefinibles, de los que uno no entiende del todo sus motivaciones y terminan teniendo algo oscuro, algo indecible.

En otra vida hubiera sido…
Cocinera.

Tres librerías que no deja de visitar
Garabato, Matorral y Casa Tomada.

Si quieres leer Six Feet Under, puedes conseguirlo aquí.